Un hombre intachable es el que desea con todo su corazón parecerse más a Jesucristo y pone todo su empeño en preservar a su familia por encima de todos sus intereses.
“Esposo de una sola mujer” (v.2)
Es fiel, no es acusado de ningún tipo de inmoralidad sexual, ni de un divorcio no bíblico.
“Moderado” (v.2)
Controla todos sus deseos, está alerta para no caer en pecado.
“Sensato” (v.2)
Lee la Palabra de Dios para adquirir sabiduría. Es humilde y reconoce que su esposa es su ayuda idónea.
“Respetable” (v.2)
Es noble, tiene una conciencia limpia, es digno de confianza, tiene un buen testimonio en su trabajo y con su familia.
“Hospitalario” (v.2)
Es sensible a las necesidades de su prójimo y ayuda al necesitado.
“Capaz de enseñar” (v.2)
Se prepara y estudia las verdades de la Biblia para enseñarlas con su ejemplo y palabras a todos los que lo rodean, especialmente a su familia.
“No debe ser borracho” (v.3)
No tiene ningún vicio que arruine su comportamiento y lo esclavice.
“Ni pendenciero” (v.3)
Es un pacificador, no es violento, busca el perdón y es mediador para resolver pronto los conflictos.
“Ni amigo del dinero” (v.3)
Su prioridad no es el dinero sino su familia, consigue sus recursos financieros en forma íntegra.
“Sino amable y apacible” (v.3)
Tiene dominio sobre su carácter. Sabe como pasar por alto las ofensas, pues reconoce que en ocasiones también es débil.
“Debe gobernar bien su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debido respeto” (v.4)
Conoce su responsabilidad como cabeza de su hogar y ejerce su autoridad con amor. Imparte disciplina con justicia y misericordia.
Reflexión:
Aunque todos estos atributos para ser un hombre y un esposo intachable parecen inalcanzables, hay una esperanza:
“Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.” Romanos 8:26
Confiemos y oremos para que el Espíritu Santo que intercede por nosotros, nos ayude en nuestra debilidad para ser hombres conforme al corazón de Dios. Que la meditación en la Biblia que es Su Palabra, nos transforme y lleguemos a tener el carácter de Cristo, el esposo (de la iglesia) perfecto.
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