El Peor Enemigo. Parte 1
El Peor Enemigo. ES "satanas"
quien ideo su plan y ya en la face final conoce mas de esto y sal del error estamos en tiempos finales apocalipticos
viernes, 11 de noviembre de 2011
domingo, 6 de noviembre de 2011
Examíname Oh Dios
Examíname Oh Dios
¿Cuál será nuestra respuesta al SEÑOR Dios que sabe todo sobre nosotros todo el tiempo?
¿Cómo debemos responder a Su permanente presencia que nunca nos deja?
Porque Él es omnipotente, ¿cómo debemos vivir nuestras vidas?
Sabiendo que Dios es omnisciente, omnipresente, omnipotente debemos complacerlo en todo lo que hacemos.
El salmista David no quería ser influenciado por personas malas. Él no amó el estilo de vida del pecador.
"De cierto,
oh Dios, harás morir al impío; apartaos, pues, de mí, hombres
sanguinarios. Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus
enemigos toman en vano tu nombre. ¿No odio, oh Jehová, a los que te
aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos? Los aborrezco por
completo; los tengo por enemigos "(Salmo 139:19-22).
Esas son palabras fuertes. ¿Quiero terminar con el pecado?
¿Qué pecados pediría a Dios que quite en mi vida?
¿Qué enemigos espirituales en mi vida tienen que irse?
¿Tiene algunos amigos íntimos a los que necesita renunciar por su bien espiritual?
¿Está usted dispuesto a renunciar a esas relaciones que te hacen blanco fácil de la tentación por hacer el mal?
Esa fue la actitud de David en los versículos 19-22.
Por otra parte, David fue
un paso más y oró para que Dios le permitiera seguir creciendo en
justicia. "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y
conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y
guíame en el camino eterno" (Salmo 139:23-24).
David utiliza la palabra "examinar", que significa explorar, excavar, probar, examinar e investigar.
A Jeremías le dijeron, "Yo
Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada
uno según su camino, según el fruto de sus obras"
(Jeremías 17:10).
Él examina y Él conoce los secretos del corazón (Sal. 44:21).
"Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" (Jeremías 17:9).
David suplica a Dios que lo examine y lo guíe en " el camino eterno " (v.24).
Nosotros tenemos tantos puntos ciegos que necesitamos el sondeo diligente del Espíritu Santo en nuestras mentes y corazones.
Nosotros necesitamos que examine " y conozca nuestro corazón," "conozca nuestros pensamientos angustiosos, " ve si hay en nosotros camino de perversidad, y guíanos en el
camino eterno"
¿Cómo puedo
causar que el Espíritu Santo se contriste? "Ninguna palabra corrompida
salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Y no
contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados
para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura,
enojo, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos
unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo" (Efesios
4:29-32).
El contexto
nos dice cómo causamos el dolor a nuestro Señor. La amargura, la ira,
el enojo, la gritería, la maledicencia y toda
malicia debe de quitarse y sustituirse por la bondad hacia los
demás, un corazón misericordioso, el perdón hacia los demás así como
Dios en Cristo también nos ha perdonado (Efesios
4:31-32).
El mayor
estímulo para el creyente en Cristo Jesús es entrar en la presencia de
uno que todo lo ve, el Dios omnisciente nos conoce
íntimamente. Porque hemos sido justificados por la gracia por la fe
en el sacrificio expiatorio de Cristo y el Espíritu Santo morando en
nosotros, nosotros podemos estar de pie en Su luz y ser
examinados por Su presencia santa. Podemos permitirle a Él que
examine nuestros pensamientos, actitudes y los deseos del corazón y,
luego, "llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo" (2 Cor. 5).
David modela
este deseo para nosotros. Hay una buena voluntad de quitar todo lo que
entristece a Dios y a su Espíritu y ser conducido en el
camino eterno. Cuando encontramos pecado en nuestros corazones hay
una barra de jabón espiritual que limpia todo pecado (1 Juan 1:8-9).
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